jueves, 17 de julio de 2014

Sucedió así, sin más


Sucedió así, sin más, como esas cosas que suceden sin que uno las espere ni pueda evitarlas, aparentemente todo transcurría con normalidad en su vida, ningún presagio, ningún atisbo, nada hacia indicar que en cuestión de unas horas todo comprensión carecería de sentido por irracional e incoherente,  la buscó en su casa repetidas veces, la llamó al móvil,  recorrió los sitios que solía frecuentar, pero todo resultó infructuoso, recordó que guardaba una llave de su casa la buscó y se dirigió hacia allí, la introdujo en la cerradura la giró y la puerta cedió, no estaba echada la vuelta, lo cual, le produjo extrañeza porque ella siempre la echaba, las luces estaban apagadas, todo aparentaba normalidad, pero un presentimiento la inquietaba, fue recorriendo las estancias una por una sin encontrar nada que llamara su atención, avanzó por el pasillo y un escalofrío le atravesó el cuerpo, empujó la puerta de la habitación y se quedó petrificada, estaba tendida en la cama, parecía plácidamente dormida, su rostro era sereno y dulce de una palidez cérea, incapaz de traspasar el umbral permaneció allí quieta, sin hacer ruido, como si temiera que se despertara, se sobresaltó al  escuchar el sonido agudo del timbre de la puerta, intentó moverse pero sus pies parecían clavados al suelo, el timbre volvió a sonar una y otra vez, por fin consiguió moverse y se dirigió a la puerta, la abrió como una autómata y rápidamente su hermana se coló dentro hablando sin parar, ¿se puede saber que te pasa?, hija ni que hubieras visto un fantasma, chasqueó los dedos en el aire, ¡espabila!, ¿la has encontrado ya? ¿está aquí? ¡me va a oír!, tan solo atinó a decir,  no creo que nunca más vuelva a oírte….

Veda Lontana

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