viernes, 11 de julio de 2014

Bola de nieve con sueños de colores


Cuando uno tiene suficiente hay que decir hasta donde, recordó esa frase de la película “A propósito de Henry”, en ese momento quiso tener unos chocomelos que contrarrestaran la amargura que sentía, los tiempos de azúcar habían terminado, todo era caos a su alrededor, cogió la bola de nieve donde se guardaban sus sueños la agitó y encontró el valor que necesitaba para abrir la puerta y marchar, no eran necesarias las palabras entre ellos solo habían silencios, unos silencios que eran más hirientes que las peores palabras que pudieran decirse, se precipitó escaleras abajo hasta alcanzar la calle, a esas horas apenas estaba transitada lo cual agradeció, respiró hondo y empapó de aire fresco sus pulmones sintiendo como si se renovara por dentro, comenzó a caminar sin rumbo, abrazando contra su pecho la bola de nieve, por tonto que pudiera parecer, era el más preciado de sus tesoros, en ella estaban guardadas sus frustraciones, su desconsuelo, las lágrimas de los últimos meses, pero también el amor, la dicha y esos tiempos de azúcar compartidos, por primera vez en mucho tiempo se sentía ella, era una sensación extraña, confusa, como si luchara entre el yo y el nosotros, se sentó en un banco del parque esbozando una sonrisa al recordar las tardes que habían pasado allí cuando todo eran besos y caricias, un rayo de sol iluminó la bola de nieve que seguía atrapada entre sus brazos, salían destellos de todos los colores, ¡eso es!, la vida es de color, se puso en pie se subió encima del banco y alzando la bola en el aire hasta donde los brazos le alcanzaban comenzó a girar sobre sí misma haciendo con sus sueños destellos de colores…


Veda Lontana

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