Cuando uno tiene suficiente hay que decir hasta donde, recordó esa frase de
la película “A propósito de Henry”, en ese momento quiso tener unos chocomelos
que contrarrestaran la amargura que sentía, los tiempos de azúcar habían
terminado, todo era caos a su alrededor, cogió la bola de nieve donde se
guardaban sus sueños la agitó y encontró el valor que necesitaba para abrir la
puerta y marchar, no eran necesarias las palabras entre ellos solo habían
silencios, unos silencios que eran más hirientes que las peores palabras que
pudieran decirse, se precipitó escaleras abajo hasta alcanzar la calle, a esas
horas apenas estaba transitada lo cual agradeció, respiró hondo y empapó de
aire fresco sus pulmones sintiendo como si se renovara por dentro, comenzó a
caminar sin rumbo, abrazando contra su pecho la bola de nieve, por tonto que
pudiera parecer, era el más preciado de sus tesoros, en ella estaban guardadas
sus frustraciones, su desconsuelo, las lágrimas de los últimos meses, pero
también el amor, la dicha y esos tiempos de azúcar compartidos, por primera vez
en mucho tiempo se sentía ella, era una sensación extraña, confusa, como si
luchara entre el yo y el nosotros, se sentó en un banco del parque esbozando
una sonrisa al recordar las tardes que habían pasado allí cuando todo eran
besos y caricias, un rayo de sol iluminó la bola de nieve que seguía atrapada
entre sus brazos, salían destellos de todos los colores, ¡eso es!, la vida es
de color, se puso en pie se subió encima del banco y alzando la bola en el aire
hasta donde los brazos le alcanzaban comenzó a girar sobre sí misma haciendo
con sus sueños destellos de colores…
Veda Lontana
No hay comentarios:
Publicar un comentario