El silencio de la noche dejaba penetrar por las ventanas el quejido de
las notas de un piano, pareciera que gritara al mundo su tristeza a través de
una melodía preñada de melancolía, ella se estremeció al escucharla, se asomó a
la ventana intentando averiguar de dónde salía ese lamento, no se divisaba
ninguna luz encendida, ningún atisbo que le indicara de quién era aquél alma
rota que bramaba en la noche. En el primer piso del edificio de
enfrente, con la única luz de una farola que alumbraba con tibieza la
estancia Fréderic se debatía en duelo con sus fantasmas su lamento era
desgarrador, a ella se le llenaron los ojos de lágrimas, aguzó sus oídos
intentando que esas notas que herían la noche la condujeran hasta su ventana,
la melodía cesó de repente y la incandescencia de un cigarrillo se dejó ver en
el primer piso del edificio de enfrente, tan solo pudo distinguir su silueta
pero no necesitó más para saber que le entregaría su corazón…
Veda
Lontana