Caminaba bajo la
lluvia como alma errante, las lágrimas caían como un torrente por sus mejillas
que de no ser por ese sabor entre dulce y salado que llegaba a sus labios ni
siquiera lo habría advertido, tal era la consternación que la embargaba, cuando
despertó esa mañana no sabía lo que el día le tenía reservado hasta que a las
16 horas 5 minutos y 3 segundos recibió una llamada que la sumergió en un
estado catatónico que cedió en favor de la rabia que se amontonaba en su
cuerpo, fue entonces cuando estalló la tormenta y los gritos se confundieron
con los truenos y se echó a la calle para que el agua empapara su cuerpo, no
había consuelo para tanto sufrimiento, definitivamente el 2014 traía un halo de
muerte, todo se desmoronaba bajo sus pies, ¿quién la despertaría el 18 de
agosto a las 8 de la mañana para ser el primero en felicitarla?, ¿quién la
llamaría desde la otra punta del mapa para hacerla reír?, se alegró de estar
lejos para no contemplar su cuerpo inerte, en su recuerdo habitaría esa
vitalidad, ese carisma que imprimía su ser porque aún a sabiendas de que
estamos a merced del capricho de la vida, tenemos la libertad de inmortalizar a
los seres que amamos a nuestro antojo y así revestir de indolencia lo que de
otro modo deviene insoportable…
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