Coincidían
con frecuencia en el mismo trayecto, entre ellos había surgido una amistad un
tanto peculiar si bien, conversaban, compartían y se compenetraban siendo esto
la esencia misma de la amistad, sus impulsos los derivaban hacia la posesión lo
que suponía un conflicto entre amistad y pasión, ¿podían ambas cosas mezclarse?
Si Aristóteles y Cicerón estaban en lo cierto y el amigo es ‘otro yo', es
evidente que no, le decía la voz de sus pensamientos, ¿pero acaso no está en la
virtud del amigo el querer? Así es, el amor es la forma de amistad más bella
querido Frederic, luego entonces estoy en lo cierto, replico a la voz de sus
pensamientos, si pretendes engañarte a ti mismo desde luego, el amor implica
posesión y la amistad no entiende de posesiones, -pero yo no hablo de amor sino
de pasión- ¿acaso no es la pasión una forma de posesión mucho más nociva para
la amistad que el propio amor? Las reclamaciones y reproches devienen de una
amistad por interés, subordinar la amistad a bienes mediales implica que cuando
ya no sean ‘útiles’ o ‘agradables’ ésta desaparezca ¿es eso lo que quieres
querido Frederic? el amor, la pasión y la amistad si no son recíprocos acaban
por extinguirse, recuerda las sabias palabras de Nietzsche 'el buen amigo ha de
ser un lecho duro, y no una cama mullida' ¿Es un amigo el que nos juzga? El
tesón de un amigo nos puede salvar de nosotros mismos, no lo olvides ¿puedo ser
yo un amigo? se cuestionó Frederic y mientas meditaba sobre ello comenzó a
interpretar el Opus 23 de Dustin O'Halloran…
No hay comentarios:
Publicar un comentario