martes, 21 de octubre de 2014

Descontando los días




Los días en que brillaba el sol le gustaba abrir las puertas del balcón y dejar que los rayos calentaran su cuerpo avejentado acomodado en aquella, también avejentada, mecedora de madera de viñátigo y asiento de rejilla. Miraba al horizonte sin ver porque sus ojos se habían cansado de mirar y era su mente la que emprendía la huida como un vagabundo que nada posee, que carece de hogar, de arraigo, de la afección de una familia, porque así se sentía ella, un alma solitaria y olvidada. Sabía que había llegado a esa edad en que los días van descontando sin mirar, en que la brisa del otoño remueve los recuerdos que un día quisimos enterrar, en que el presente carece de una identidad, en que la esperanza murió ayer. Nunca esperó demasiado de la vida quizás por eso, la vida, no la decepcionó, no temía a la muerte era el final del principio, si algo había aprendido es que todo lo que empieza tiene un final, el amor, la amistad, los sueños, las ilusiones, todo termina, nada permanece, venimos solos a este mundo y solos nos iremos, así continuó mirando sus pensamientos en el horizonte…

Veda Lontana

   

No hay comentarios:

Publicar un comentario