Después de que se quitara la vida, llorar era una de las
cosas que no pude hacer, tampoco pude dejar de pensar y es desde entonces que
vivo un tormento, quiero creer en lo imposible como que mañana volveré a
acariciar su piel, pero el horror me devuelve a la misma calle sin salida de la
que partí, es entonces cuando me escondo para que nadie me encuentre, en esos
momentos me gustaría ser invisible, creo que he perdido la capacidad de
comunicarme, a menudo solo soy un cuerpo que se mueve, si voy por la calle
tropiezo con los adoquines del suelo, la última vez caí de rodillas y allí
quise quedarme suplicando al cielo, tal es mi desesperación porque yo en dios
no creo, cuando estoy en casa vivo en guerra permanente con los
electrodomésticos ninguno me obedece, el otro día el agua de la lavadora inundó
la cocina resbalé y quedé tirada en el suelo, hoy ando encorvada y coja, no sé que más me
puede pasar con esta propensión mía a sufrir todo tipo de accidentes, no quiero
hablar con nadie y creo que acabaré enmudeciendo, me incomoda que me digan lo
que es bueno o malo para mi y corro a mi refugio secreto detrás del sofá donde
mi cuerpo después de cuatro meses aprende a perdonar, siento las manos
mojadas, las miro, y solo entonces me doy cuenta que estoy llorando, es tanta la alegría que siento que no he
parado de llorar desde ese momento, ahora voy llorando a todas partes, quizás de ese modo lo malo se vuelva bueno…
Veda Lontana
😽
ResponderEliminarme ha gustado mucho, genial !!... he leido varios y los que he leido me gustan. Comparto este. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Mikel, agradezco enormemente tus palabras. Saludos
ResponderEliminarsigue escribiendo asi me encanta
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