Concentró toda su rabia y frustración en la mano que
estampó contra su cara, el impacto le giró la cabeza retorciendo su cuello, notó
como el cerebro rebotaba dentro de su coraza de hueso, un intenso dolor invadió
su abúlico cuerpo, la humillación se encargó de enjugar las lágrimas que
pugnaban por caer, no quería otorgarle el regocijo de verla desvalida, levantó la
cabeza clavando sus gélidos ojos en la ira de los suyos que sintiendo la
necesidad de hacer prevalecer su superioridad le lanzó una retahíla de insultos
y agravios a la vez que de un empujón la estampó contra la pared, ¡sigue
retándome puta! le espetó. Sintió un sesgo que anulada su voluntad, sabía que
no dudaría en utilizar la violencia para ejercer el dominio y control sobre
ella pero no estaba dispuesta a que percibiera el más mínimo atisbo de miedo o
sumisión en su rostro, la dignidad era todo lo que le quedaba…
Veda Lontana